• Sobre el blog
  • Un año en Los Gelves
  • Diez años en Los Gelves

Los Gelves

~ Somos lo que somos porque fuimos lo que fuimos.

Los Gelves

Archivos de etiqueta: ILS

La vulnerabilidad de los procedimientos GPS

01 lunes Sep 2025

Posted by ibadomar in Aviación, Técnica

≈ 2 comentarios

Etiquetas

Aviación, GNSS, GPS, ILS, Navegación aérea, RNP

Últimamente yo me solía quejar de que estaba un poco falto de ideas para publicar y por eso tenía el blog algo abandonado. Pues mira tú por dónde, ayer me enteré de algo que me dará para un artículo; pero de momento os dejaré con las ganas de leerlo porque ¡hoy mismo me ha surgido tema para otro! Resulta que se ha sabido que el avión en el que ayer viajaba Ursula Von der Leyen con destino a Bulgaria sufrió interferencias en el GPS. Basta con buscar en Google las palabras Leyen y GPS y salen multitud de artículos sobre este hecho. Incluyo, a modo de ejemplo  un enlace al artículo del Financial Times porque según parece fue el primero en dar la noticia. Aun así, saber exactamente qué ocurrió es bastante difícil.

Según la prensa toda la zona alrededor del aeropuerto de Plovdiv dejó de recibir señal GPS y los pilotos tuvieron que utilizar mapas de papel (sic) para la aproximación. No tengo ni idea de qué quieren decir los que han escrito esto, pero puedo asegurar que los pilotos no sacaron un mapa Michelin, ni la guía Campsa para saber dónde estaban. Lo que probablemente ocurrió fue que se produjo una interferencia intencionada que dejó inoperativo el GPS y que por ello los pilotos no pudieron realizar una aproximación RNP, que era la que debían de tener planeada y a la que los controladores les habían autorizado, o pensaban autorizarles. Por consiguiente, debieron de tener que preparar otra aproximación diferente: ILS, VOR… o incluso una aproximación visual. Eso les llevaría a consultar la ficha del aeropuerto, quizás en formato papel, pero más probablemente en formato electrónico. No es ningún drama tener que consultar una aproximación: forzosamente tuvieron que hacerlo desde un principio para repasar los detalles de la aproximación RNP planeada inicialmente y el procedimiento a seguir en caso de frustrada.

Si doy por sentado que la aproximación que pensaban hacer era RNP es porque este tipo de aproximaciones tienen como referencia puntos definidos por coordenadas para utilizar con el GPS. Ciertamente son aproximaciones más flexibles que las tradicionales ILS, que definen una trayectoria única que pone al avión en la pista (para más detalles ver este artículo en el que describo el ILS). Sin embargo, el ILS es más robusto porque no usa coordenadas como referencia: simplemente indica si el avión está por encima o por debajo de la trayectoria ideal y si está a la izquierda o a la derecha de dicha trayectoria. Consultando la página del aeropuerto, sabemos que Plovdiv tiene ILS para la pista 30, pero no para la 12. Lo ideal para saber más sería consultar la publicación oficial de aeropuertos de Bulgaria, pero como es necesario registrarse, me conformo con ver una página no oficial en donde se especifica que tanto para la pista 12 como para la 30 hay  aproximaciones RNP y VOR. Para la pista 30 además hay ILS. Estos datos nos serán útiles un poco más adelante, porque ahora vamos a dejar momentáneamente los detalles sobre Plovdiv para discutir qué pasó con el GPS.

El problema de las interferencias intencionadas que afectan al GPS va en aumento, sobre todo desde el inicio de la guerra de Ucrania. Para hacernos una idea de hasta qué punto es acuciante el problema basta con ver la página gpsjam.org en donde se muestra un mapa con los «puntos calientes» en los que se están produciendo interferencias. Éstas pueden ser de dos tipos: jamming y spoofing. En el primer caso, jamming, nos referimos a la existencia de una señal potente que enmascara la del GPS. Esto es bastante sencillo de lograr porque todos los satélites GPS utilizan las mismas frecuencias y sólo se distinguen entre sí por el código binario emitido. La señal de los satélites es además bastante débil así que si alguien emite una señal potente en la frecuencia del GPS, el receptor no consigue extraer la información que envían los satélites y deja de dar la posición hasta que cesa la emisión de la señal espuria o se sale de la zona en la que ésta actúa.

El spoofing es un tipo de ataque mucho más sofisticado: consiste en emitir una señal falsa con el mismo formato de la señal del GPS, de manera que el receptor se encuentra con mensajes de satélites inexistentes que envían parámetros erróneos. En este caso el receptor calcula posiciones incorrectas, absurdas o no consigue ni siquiera establecer la hora exacta, para lo que necesita recibir una señal GPS correcta, puesto que depende del reloj atómico, extraordinariamente preciso, que llevan los satélites. En este caso es posible que el receptor no vuelva a funcionar adecuadamente hasta que se reinicie por completo y en un avión es probable que esto no se pueda realizar hasta estar en tierra. Las consecuencias son potencialmente muy graves: no se puede calcular la posición correcta y por eso no se puede volar con precisión (de ahí que no se puedan usar aproximaciones RNP). También puede verse afectado el control aéreo si utiliza ADS-B, un sistema que presenta en la pantalla la posición que envía el avión según su sistema de navegación, en lugar de la posición obtenida por el radar. Tampoco funciona el sistema de comunicación digital CPDLC entre controlador y piloto, que se usa como complemento a la tradicional radio, puesto que los mensajes tienen una marca de tiempo para verificar su validez, y naturalmente la referencia temporal se basa en los relojes atómicos del GPS. Hay más efectos, pero creo que con esto basta para hacerse una idea.

En el mapa de gpsjam que enlacé antes se puede ver cómo están muy afectadas zonas como la costa oeste del Mar Negro, la zona del Báltico, etc. También se ven zonas en el interior de Rusia, que posiblemente coinciden con áreas estratégicas, ya que estas interferencias se emplean a menudo como defensa contra misiles guiados por GPS. El efecto de dichas interferencias en instalaciones civiles puede ser devastador. A modo de ejemplo, el año pasado Finnair tuvo que suspender sus vuelos al aeropuerto de Tartu, en Estonia, debido a la imposibilidad de realizar aproximaciones basadas en GPS.

Y ahora volvamos al avión de Von der Leyen. Por los datos que vimos antes sobre el aeropuerto de Plovdiv, sabemos que la pista preferente en ese aeropuerto es la 30. ¿Por qué lo sabemos? Porque es la que tiene el tradicional sistema ILS, que ha sido durante décadas el sistema por excelencia de aproximación. El ILS se pone en la pista que más se emplea y, si las circunstancias lo hacen aconsejable, se instala otro para emplear la pista en el sentido opuesto. Además sabemos que las interferencias no permitieron emplear la aproximación prevista, que tenía que ser RNP para verse afectada por un fallo de GPS. Esto indica que o bien el viento obligaba a utilizar la pista 12 en Plovdiv, o allí se emplea con preferencia la aproximación RNP incluso cuando está en servicio la pista 30. ¿Pero por qué alguien renunciaría a utilizar un sistema tan preciso y fiable como el ILS en beneficio del RNP?

Ahí está el quid de la cuestión. La tendencia es utilizar el GPS para todo porque sale más barato. Ya hemos visto que en lugar de radar se puede emplear un sistema ADS-B, que es más económico, pero que obliga a depender del GPS. Y como referencia de tiempo se emplea siempre la de los relojes del GPS. Y en el caso de las aproximaciones instrumentales, se quiere jubilar el ILS, porque es caro de instalar y mantener, para utilizar en su lugar un sistema más flexible, pero que no da más precisión y es más vulnerable. Y recordemos: un avión que haya pasado por una zona de spoofing puede verse afectado hasta el aterrizaje, con lo que es posible que no pueda completar una aproximación RNP aunque el aeropuerto en sí esté a salvo de interferencias.

Es posible que el incidente de Von der Leyen tenga un lado positivo: quizás ahora la Unión Europea decida que se deben mantener determinadas ayudas a la navegación basadas en tierra, aunque sea como un complemento, y reconsidere la tendencia a depender exclusivamente de sistemas basados en satélites. No podrán decir que no conocen las posibles consecuencias de primera mano.

Compartir

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en Meneame (Se abre en una ventana nueva) Meneame
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
Me gusta Cargando...

El fin de una aerolínea

01 jueves Dic 2016

Posted by ibadomar in Aviación, Cultura de seguridad

≈ 1 comentario

Etiquetas

Accidente aéreo, ATR 72, Aviación, Cultura de seguridad, Factores humanos, ILS, PAPI, Seguridad aérea, Transasia, VOR

Hace unos días, el 22 de noviembre, la aerolínea taiwanesa Transasia anunciaba el cese de operaciones. Teniendo en cuenta que la mayoría de lectores de este blog son  españoles o hispanoamericanos (sólo he recibido 3 visitas de Taiwan este año) es de suponer que muchos de los que leen esto acaban de enterarse, no ya del cierre de Transasia, sino de la propia existencia de la compañía. ¿Transasia? ¿A alguien le suena? ¿No?

¿Y esta captura de vídeo obtenida de Wikipedia? ¿Le suena a alguien?

transasia_flight_235_crashMuy probablemente sí, porque el vídeo corrió como la pólvora por internet, cuando varios vehículos provistos de cámara grabaron el accidente de un vuelo de Transasia que se estrelló al poco de despegar el 4 de febrero de 2015. Quien tenga curiosidad puede encontrar el vídeo fácilmente. Pero no es de este accidente del que voy a tratar sino de otro anterior, aunque del mismo modelo de avión y de la misma compañía.

Tuve conocimiento del caso cuando se publicó un artículo sobre el tema en la revista profesional The Controller. El accidente ocurrió el 23 de julio de 2014 cuando el avión que aparece en la siguiente fotografía trataba de aterrizar con mal tiempo en el aeropuerto de Magong, situado en el archipiélago de los Pescadores, al oeste de Formosa.

1024px-transasia_airways_atr_72-212a_b-22810_taking_off_from_taipei_songshan_airport_20140718b

Imagen tomada de Wikipedia

A la vista está que se trata de un turbohélice (si alguien está interesado en detalles sobre tipos de motores puede leer este artículo que escribí hace algún tiempo). Es, concretamente, un ATR 72 que transportaba aquel día a 54 pasajeros junto a 2 pilotos y 2 tripulantes de cabina. Era un mal día para volar, puesto que el tifón Matmo estaba a 260 Km. de Magong, con la consiguiente lluvia intensa y poca visibilidad.

El aeropuerto de Magong tiene un ILS en servicio para la pista 02, pero la pista 20 no tiene sistema de ayuda de precisión y hay que conformarse con realizar una aproximación VOR. Para los no iniciados, diré que la pista 02 y la 20 son la misma franja de asfalto según se mire en un sentido o en otro (escribí sobre ello aquí). El ILS es un sistema de ayuda al aterrizaje que marca una trayectoria exacta a seguir hasta llegar al umbral de pista, de manera que el piloto mirando sus instrumentos sabe si está a derecha o izquierda, por encima o por debajo de la trayectoria ideal (lo describí en este artículo). En cuanto al VOR es una ayuda a la navegación que también describí en otra parte de este blog (aquí) y a partir de la cual se puede trazar una trayectoria también, sólo que menos precisa y sin guiado vertical, es decir, que no indica si se está alto o bajo y hay que basarse únicamente en el altímetro.

Si la pista 02 (orientada aproximadamente hacia el norte) tiene ILS y la 20 (hacia el sur) carece de él, es porque normalmente se aterriza en sentido norte. En el día de los hechos los pilotos tenían un dilema: la mala visibilidad hacía recomendable aterrizar por la pista 02 utilizando el ILS, pero en ese caso habrían tenido un viento de cola de 12 nudos con rachas de 16. Mientras daban vueltas en un circuito de espera llegaron a solicitar entrar con viento de cola, pero 11 minutos después de esa solicitud la visibilidad mejoró y pidieron aterrizar en la pista 20.

A partir de aquí el informe descubre una serie de irregularidades. Los pilotos no hicieron el repaso obligado del procedimiento de aproximación (approach briefing) ni leyeron la lista de comprobación (checklist) previa a la maniobra. Son dos descuidos llamativos, seguidos por una forma alarmante de realizar el procedimiento.

En la aproximación VOR para ese aeropuerto existe una altitud mínima de descenso (la MDA) de 330 pies, es decir unos 100 metros. El avión no debe en ningún caso descender por debajo de ese valor a no ser que el piloto tenga el aeropuerto a la vista del que hay que saber que el umbral de la pista 20 está a una altitud de 46 pies (14 metros). Sin embargo el piloto al mando seleccionó un valor de 300 pies, y más adelante de 200 pies. Es una conducta peligrosa, y no sólo por su parte: el copiloto debería haber cuestionado la maniobra, pero no lo hizo. Cuando el avión estaba a 219 pies (unos 65 metros), el piloto desconectó el piloto automático. Es el comportamiento propio de quien está viendo la pista y se dispone a aterrizar y sin embargo los pilotos apenas veían algo: en ese momento llovía a razón de 1,8 mm por minuto y la visibilidad había caído a unos 500 metros.

Que los pilotos no veían aún el aeropuerto se sabe con certeza, porque estaban por debajo de 200 pies cuando el piloto preguntó a su segundo «¿ves la pista?». Para entonces el avión estaba sobrepasando el punto de aproximación frustrada y el viento había comenzado a desviarlo, aunque los pilotos, demasiado ocupados escudriñando el exterior, no lo habían percibido. Así que tenemos un avión que ya no se dirige directamente hacia la pista, que vuela muy por debajo de la altitud mínima de seguridad y que ha sobrepasado el punto en el que se debería haber abortado la maniobra. Aún volaron durante 13 segundos antes de que decidieran acelerar los motores para frustrar el aterrizaje. Estaban a sólo 72 pies de altura (22 metros) y era ya demasiado tarde. Apenas 2 segundos después de tomar la decisión de iniciar la frustrada el avión golpeaba los árboles y acababa cayendo en una zona de viviendas.

Murieron los 4 tripulantes y 44 de los pasajeros. Otros 9 sufrieron heridas más o menos graves y uno salió con heridas leves. Además hubo 5 heridos leves entre las personas que estaban en la zona donde cayó el aparato. Entre los daños materiales, aparte de la destrucción de la aeronave, se cuenta la de 9 viviendas.

Con lo que sabemos hasta ahora resulta fácil cargar las tintas sobre los pilotos, que prosiguieron con la aproximación mucho más allá de lo que era razonable (y de lo que marca la norma), pero si recordamos artículos anteriores  de este blog, como por ejemplo el titulado El factor humano, sabemos que las cosas nunca son tan sencillas. Los pilotos incumplieron varias veces los procedimientos, pero ¿por qué?

Al buscar la respuesta se encuentran problemas realmente profundos. En las grabaciones se oyen bostezos y el comandante menciona estar muy cansado. Hay estudios que demuestran que los efectos de la fatiga son similares a los del alcohol, pero mientras es inadmisible que un piloto se siente a los mandos tras tomarse unas copas, crea menos alarma que esté cayéndose de sueño. Sin embargo, en ambos casos aumentan las posibilidades de que el piloto desdeñe los procedimientos y no esté lo suficientemente alerta como para corregir errores.

Otro problema es el exceso de confianza. Durante la investigación, algunos pilotos entrevistados mencionaron la gran habilidad del comandante, que era capaz de aterrizar donde otros se iban al aire. ¿Habría aterrizado más de una vez bajando por debajo de los mínimos? El profano puede considerar que un piloto que entra en un aeropuerto en unas condiciones en las que todos los demás frustran, lo hace porque es más hábil, pero el profesional debe reconocer que eso es un indicio de conducta temeraria. Y sin embargo los compañeros del comandante implicado no parecían considerarlo así.

Esa actitud podría reflejar problemas en la cultura de seguridad de la compañía. En la página 108 del informe hay una tabla con los incumplimientos ocurridos durante el vuelo. Yo he señalado cuatro, pero la tabla contiene trece. Y el documento va más allá al asegurar que la compañía toleraba y consideraba normales prácticas de riesgo como el incumplimiento de procedimientos operacionales. La mejor muestra se produjo durante la propia investigación, durante la cual se observaron 3 sesiones de entrenamiento en simulador y 24 vuelos reales.

Los hallazgos fueron significativos: listas de comprobación que no se leían sino que se repasaban de memoria o se omitían directamente, incumplimientos en el simulador que los instructores no corregían, etc. Hay una que me resulta llamativa: en los aeropuertos suele haber sistemas visuales que ayudan al piloto a asegurarse de que está descendiendo correctamente. Está muy difundido el PAPI, que consiste en 4 luces que se ven blancas o rojas dependiendo de si se está por encima o por debajo de la trayectoria ideal. Si se sigue ésta, se ven 2 luces blancas y 2 rojas. Pues bien, los investigadores notifican casos en que las 4 luces eran rojas (avión muy bajo) sin que los pilotos hicieran el menor comentario.

También se menciona que la flota de aviones ATR, del tipo que tuvo el accidente, se había incrementado pero no así el número de tripulaciones. De esto se deduce que la carga de trabajo estaba aumentando, con los consiguientes problemas de fatiga y presión para cumplir con los objetivos. Y nada va más en contra de la seguridad que las prisas y la presión, puesto que los procedimientos de seguridad ralentizan la operación: es mucho más rápido repasar de memoria que todo está en orden que leer una lista, y más rápido aún es no hacer la comprobación. Como este tipo de comportamiento rara vez lleva a un incidente inmediato, se crea la impresión de que se ha ganado en eficiencia.

Se podría pensar que nada en la compañía funcionaba bien, pero no es así. El mantenimiento de las aeronaves por ejemplo era correcto, luego no se estaba en una dinámica de ahorrar costes de cualquier manera sino que simplemente se estaba operando con una forma de afrontar el trabajo que no comprendía todas las implicaciones de los, a menudo fastidiosos, procedimientos operativos. El informe menciona explícitamente la existencia de una pobre cultura de seguridad.

Había mucho que corregir, pero no hubo tiempo. Apenas 7 meses después ocurría el accidente que grabaron tantos vehículos y del que hemos visto un fotograma al principio de este artículo. En este caso hubo un fallo de motor en el despegue al que la tripulación respondió erróneamente desconectando el motor que sí funcionaba. El informe de la investigación insistió en los problemas de falta de cumplimiento de los procedimientos.

Ignoro cuál fue la reacción en Taiwan al hacerse público este segundo informe, pero si a las pérdidas directas ocasionadas por los accidentes le sumamos el daño a la imagen de la empresa no nos extrañará demasiado el cierre de la misma. El New York Times, por ejemplo, menciona directamente los accidentes en el titular de la noticia del cese de operaciones, mientras otros medios como Bloomberg hacen hincapié en las pérdidas económicas de la compañía, pero sin olvidar los dos siniestros en el cuerpo de la noticia.

Entre los profesionales de la aviación hay un dicho: «si te parece que la seguridad es cara, prueba con los accidentes». Este caso parece hecho para demostrar cómo una cultura de seguridad débil puede llevarse por delante una aerolínea que tenía 65 años de historia. Ojalá fuera la última que lo hace por estas causas.

Compartir

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en Meneame (Se abre en una ventana nueva) Meneame
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
Me gusta Cargando...

Volando a ciegas (III): el inercial y el ILS

17 martes Mar 2015

Posted by ibadomar in Historia, Técnica

≈ Deja un comentario

Etiquetas

Aviación, ILS, Navegación aérea, Navegación inercial, Seguridad aérea, Técnica

Lo malo de iniciar una serie de artículos sobre un mismo tema es que estás obligado a seguir con ella, aunque en este caso la obligación será corta porque éste es el último de los que se refieren a navegación aérea. Vamos a hablar de dos sistemas que utilizan los pilotos en fases del vuelo muy diferentes. El primero de ellos, el navegador inercial, es el sistema perfecto para su uso sobre el océano, porque es totalmente autónomo, es decir que no necesita de ningún equipo externo a la aeronave. El segundo, el ILS, es el que se emplea para realizar el guiado a una pista en condiciones de baja visibilidad.

Entender el inercial es muy sencillo. Empezaremos con un ejemplo: supongamos que viajamos en coche de Madrid a Barcelona (ciudades entre las que hay unos 600 Km) y tras tres horas de viaje nos preguntamos dónde estamos aproximadamente. Sabiendo que nuestra velocidad media es de unos 100 Km/h y que llevamos 3 horas de viaje es fácil suponer que estamos a 300 Km de Madrid, esto es a mitad de camino. La respuesta por tanto es: «debemos de estar llegando a Zaragoza». Quien no haya hecho alguna vez un cálculo similar es que nunca ha viajado en coche.

En la navegación marítima se utiliza desde siempre un sistema parecido: conocido nuestro rumbo y la velocidad aproximada podemos calcular nuestro posición «a estima», que es el nombre que tiene este método. Pero en aviación no usamos la velocidad directamente. En su lugar utilizamos la aceleración para calcular la velocidad y a partir de ahí la posición. Me explico con otro ejemplo: todos hemos visto algún teléfono provisto de acelerómetros, que sirven por ejemplo para girar automáticamente una foto cuando se cambia la posición del teléfono. Supongamos que colgamos un aparato así del techo de un avión. Al acelerar en carrera de despegue veríamos cómo el teléfono va hacia atrás, y con el acelerómetro podríamos saber cuánto aceleramos y qué velocidad alcanzamos. Dejando el teléfono colgado durante todo el vuelo estaríamos midiendo aceleraciones continuamente y calculando velocidades a partir de ellas. Con la velocidad podemos obtener nuestra posición de la misma manera que hacíamos en el coche.

El navegador inercial de los aviones es algo más complicado técnicamente, claro, pero la esencia es la que acabo de explicar. Tienen un problema: que los errores de posición se incrementan con el cuadrado del tiempo transcurrido, por lo que conviene actualizar la posición con frecuencia usando ayudas externas. Es fácil de comprender: un error pequeño nos da una aceleración ligeramente equivocada, por lo que calculamos una velocidad un poco errónea, que nos lleva a una posición que no es del todo correcta. Cuando sigamos calculando, tomaremos esa posición como punto de partida y los nuevos errores se acumularán.

Esto es un inconveniente, pero cuando no hay posibilidad de usar sistemas externos (por ejemplo sobre el océano, donde no hay dónde instalar las ayudas que vimos en artículos anteriores: VOR, DME o NDB) el inercial es lo mejor que tenemos… a excepción de los sistemas de navegación por satélite. Pero hasta que se generalizó el uso del GPS, allá por los años 90, el inercial era el único instrumento que permitía saber la posición en los vuelos transoceánicos.

Ya que mencionamos el GPS, hay que reconocer que los sistemas por satélite han revolucionado la navegación aérea. En la actualidad se emplean junto con todos los sistemas descritos en esta serie de artículos. Pero hay un sistema de navegación del que aún no hemos hablado y que seguirá en uso durante mucho tiempo, a pesar de que las primeras instalaciones datan de la década de 1930. Me refiero al sistema instrumental de ayuda al aterrizaje (Instrument Landing System), más conocido como ILS.

Hasta ahora hemos visto sistemas que permiten saber por dónde volamos, aunque no veamos el mundo exterior, pero ahora se trata de llevar el avión hasta la pista y aunque el GPS tiene excelentes características, no permite esta maniobra, al menos sin equipos auxiliares. El sistema más utilizado para volar hacia la pista sin visibilidad, el ILS, emite una señal que viene modulada de forma distinta según el lugar en el que estemos. Para que sea más fácil de comprender veamos la siguiente imagen, que he tomado, como es costumbre, de Wikipedia.

LLZ

Aquí se ve claro: a la izquierda de la pista recibiremos una señal de 90 Hz mientras que a la derecha captaremos una de 150 Hz. Esto es como si nos pusiéramos unos auriculares y oyéramos un sonido grave si estamos a la izquierda y uno agudo si estamos a la derecha. Cuando los dos sonidos tienen igual intensidad estamos en el centro. El llamado localizador del ILS hace lo mismo, pero electrónicamente, y así sabemos si estamos centrados o no con la pista, y hacia dónde hay que corregir, pero sin necesidad de auriculares ni de sonidos molestos.

Si nos sentáramos en el suelo junto a la pista veríamos algo como lo siguiente:

GSEs la misma idea de antes, exactamente igual, pero ahora las señales nos indican si estamos por encima o por debajo de la llamada senda de planeo. Con los dos subsistemas (localizador y senda) podemos ajustar la trayectoria del avión hasta llegar al punto de contacto con el suelo. Hay además unas balizas para indicar la distancia a la pista, pero creo que no es necesario entrar en más detalle.

El ILS tiene tres distintas categorías. Así, un ILS de categoría I (CAT I) permite descender hasta los 200 pies de altura (unos 60 metros), momento en el que el piloto debe frustrar la aproximación si aún no ve la pista. La CAT II permite descender hasta 100 pies (30 metros) y en cuanto a la CAT III, tiene varias subcategorías y podría llegar a permitir el aterrizaje aun sin ver la pista en ningún momento.

Hay un detalle importante: el ILS instalado en el aeropuerto es de una categoría determinada, pero el equipo del avión puede ser de otra diferente y el piloto por su parte tiene que tener la calificación correspondiente a una categoría que puede o no coincidir con las anteriores. Así, si en un aeropuerto se instala un ILS CAT III, pero nuestro avión sólo está certificado para CAT I el piloto tendrá que frustrar al llegar a los 200 pies de altura. Y si el avión también está certificado para CAT III, pero el piloto sólo tiene CAT I, estaremos en el mismo caso.

Gracias al ILS se puede intentar el aterrizaje con poca visibilidad, aunque sólo hasta cierto límite. En cualquier caso, condiciones de baja visibilidad implican demoras aunque tengamos el mejor ILS, los aviones más equipados y los pilotos más entrenados del mundo porque una vez en tierra el avión tiene que encontrar su camino entre la niebla y eso puede hacerle rodar más despacio, por lo que hay que guardar más distancia entre un avión y el siguiente. La seguridad manda, y aunque podamos volar casi a ciegas aún falta mucho para eliminar el casi.

Compartir

  • Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
  • Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
  • Haz clic para compartir en Meneame (Se abre en una ventana nueva) Meneame
  • Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico
  • Haz clic para compartir en LinkedIn (Se abre en una ventana nueva) LinkedIn
Me gusta Cargando...
← Entradas anteriores

Por iBadomar

Avatar de Desconocido

Únete a otros 111 suscriptores

Estadísticas del blog

  • 123.384 visitas

Páginas

  • Diez años en Los Gelves
  • Sobre el blog
  • Un año en Los Gelves

Archivo de entradas

Etiquetas

Accidente aéreo Alejandro Magno Alemania Antigüedad Arqueología Arquitectura Arte Atenas Aviación Batalla Carlos II Cartago Cervantes Churchill Cine Comet Comunismo Constantinopla Constitucion Control aéreo Corrupción Corsarios Cruzadas Cultura de seguridad Cultura justa Diocleciano Edad Media Edad Moderna Egipto Esparta España Espionaje Factores humanos Felipe V Fiscalidad Francia Franquismo Grecia Guerra del Peloponeso Guerra de Sucesión Guerra Fría Herodoto Hindenburg Historia Hitler ILS Imperio Bizantino Incidente aéreo Inocencio III Isabel I Isabel II Jerjes Jolly Roger Julio César Literatura Ludendorff Luis XIV Luis XVIII McRobertson Messerschmitt Modelo de Reason Modelo SHELL Momentos cruciales Mussolini Napoleón Navegación aérea Periodismo Persia Pintura Piratas Política Prehistoria Primera Guerra Mundial Pétain Radar Reactor Realismo Renacimiento Restauración Revolución Roma Salamina Segunda Guerra Mundial Seguridad aérea Sicilia Siglo XIX Siglo XVII Siglo XVIII Siglo XX Sila Stalin TCAS Temístocles Tetrarquía Tito Livio Transición Técnica Uberlingen Ucrania URSS

Meta

  • Crear cuenta
  • Iniciar sesión
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Blog de WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Suscribirse Suscrito
    • Los Gelves
    • Únete a otros 111 suscriptores
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Inicia sesión.
    • Los Gelves
    • Suscribirse Suscrito
    • Regístrate
    • Iniciar sesión
    • Denunciar este contenido
    • Ver el sitio en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

    %d