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No hace mucho que publiqué una entrada sobre los filibusteros de la isla de la Tortuga, a los que todos asociamos con la temible imagen de una bandera negra con una calavera y dos tibias. Es cierto que emplearon ese tipo de bandera, pero hay algunos matices: ni todas las banderas piratas eran iguales ni los piratas han utilizado siempre esa enseña. En realidad, el periodo en el que emplearon la bandera negra como enseña es bastante corto, de unos 25 años, mientras que la piratería es un oficio conocido desde que a alguien se le ocurrió transportar por barco mercancías susceptibles de ser robadas. Para ser más precisos, se dice que fue Emmanuel Wynne el primero que empleó la bandera pirata hacia 1700, mientras que la denominada edad de oro de la piratería se considera que finaliza con la muerte de los últimos grandes capitanes, es decir hacia 1722 (muerte de Roberts) o 1723 (muerte de Edward Low) como muy tarde.

En aquella época el combate naval tenía lugar a una distancia bastante corta entre las naves y la bandera era algo más que un mero indicador de la nacionalidad del buque, puesto que cuando se producía una batalla naval, el barco que arriaba su bandera daba a entender que se rendía. Tan arraigada estaba esta convención que se podía dar el caso de que un buque de guerra enarbolara varias banderas, una en cada mástil, para impedir que una andanada que echara abajo el palo mayor hiciera pensar que el barco se daba por vencido cuando no era así. En un barco pirata de la época no se daban casos de tanto pundonor, sobre todo teniendo en cuenta que se trataría típicamente de una balandra de un único palo, pero el mantener la propia enseña ondeando al viento era un lenguaje comprendido y aceptado por todos los hombres de mar.

Y aquí es donde entra en acción Emmanuel Wynne (o Wynn, que de las dos formas aparece citado). El 18 de julio de 1700 este pirata francés tuvo un enfrentamiento con un buque de guerra inglés, el HMS Poole. Wynne logró escapar de su adversario, que escribió en el diario de a bordo que su rival enarbolaba una bandera negra con dos huesos cruzados, una calavera y un reloj de arena. La insignia descrita debía de ser algo parecido a esto:

No sabemos mucho más de Wynne pero el emblema pirata, que por motivos no muy claros recibiría el nombre de Jolly Roger, quedó descrito por primera vez. La insignia negra de la calavera y las tibias quedó tan asociada a la piratería que la mera posesión de una bandera con este motivo bastaba para ser considerado pirata y condenado a la horca como tal. Teniendo en cuenta que los piratas no eran conocidos por su afición a los formalismos habría que preguntarse por qué se empeñaban en navegar bajo un pabellón, aunque fuera así de heterodoxo. La respuesta tiene mucho que ver con la guerra psicológica y, especialmente, con el tercer elemento de la bandera de Wynne, ese reloj de arena que no suele aparecer en las películas.

La piratería atlántica de la época está muy asociada a la guerra de corso. Pongámonos ahora en la piel de un marino español, por ejemplo, que en algún momento del siglo XVII es interceptado por un barco que enarbola un pabellón corsario inglés u holandés. Si el marino era hombre animoso, y confiaba en su tripulación y en su armamento, podía intentar huir o enfrentarse a su enemigo, sabiendo que si no lograba escapar tendría al final que arriar su bandera y darse por vencido en una acción considerada como bélica. Pero si el barco era pirata la cosa era bien distinta, porque no se atenían a las leyes de la guerra.

Supongamos ahora que el mismo marino ve acercarse un barco y que no puede evitar, o no ve motivo para intentar evitar, que el tal barco se acerque hasta estar a tiro. De pronto el navío desconocido iza la bandera negra y hace un disparo de aviso. ¿Qué hacer? El capitán podía arriar su propia enseña, rindiéndose al pirata, combatir o intentar huir; pero si oponía resistencia o hacía un intento de escapar, corría el riesgo de que el pirata arriara la bandera negra y la sustituyera por una roja que indicaba que en el combate subsiguiente no habría cuartel y los supervivientes de la lucha serían asesinados en caso de que el pirata se alzara con la victoria. El capitán de un barco mercante, cargado de mercancías y no de armas, con una tripulación poco numerosa y mal entrenada para el combate, tenía que ser un hombre muy osado para no dar facilidades al pirata tan pronto como veía ondear la enseña negra, procurando darse prisa para que el adversario no interpretara equivocadamente su tardanza e izara la terrible bandera roja. De esa necesidad de apresurarse procede el reloj de arena de la enseña de Wynne.

Para el pirata, el riesgo de que la posesión de una bandera delatara su oficio en caso de ser interceptado se compensaba con la falta de resistencia de sus presas. Lo mejor para un filibustero era que su víctima se desmoralizara tanto a la vista de la bandera negra que no presentara la menor resistencia. Un combate naval, aunque fuera contra un barco mercante, significaba el riesgo de sufrir a bordo bajas y averías que impidieran una rápida huida en caso de encontrarse con un buque de guerra bien armado y con una tripulación aguerrida y disciplinada. Si eso ocurría, al pirata sólo le cabía el recurso de conseguir huir o pelear hasta la muerte, puesto que en caso de ser apresado le esperaba el patíbulo.

La época dorada de la piratería en América terminó hacia 1725, pero la insignia pirata había adquirido demasiada fama como para morir. La calavera y las tibias, con su aspecto siniestro y temible, han sido la insignia de numerosas unidades militares desde aquella época hasta nuestros días y lo mismo se puede encontrar adornando el emblema de una unidad de caballería del siglo XIX que en la deriva de un moderno avión de caza. Como curiosidad podemos citar un caso español, el del general carlista Cabrera, que adoptó la enseña que vemos debajo.

La bandera de Cabrera está claramente inspirada en la de los piratas. Es más, podría ser perfectamente una bandera pirata puesto que ya hemos dicho que no todas eran iguales y no todas tenían como motivo la calavera y las tibias. La propia bandera de Wynne incorporaba el elemento «no canónico» del reloj de arena y piratas tan célebres como Barbanegra, Roberts o Rackham usaron banderas negras, aunque con imágenes muy diferentes. Pero ésa… ésa es otra historia.